domingo, 4 de octubre de 2009

Fragmentos: Truman Capote

¿Tienes muchas fantasías sexuales?
Cuando era colegial estaba obsesionado por los pensamientos sexuales. Creía que al hacerme mayor disminuiría esa fiebre, que incluso desaparecería. Pero no fue así; creció entre los veinte y los treinta y pensé: Bueno, seguramente a los cuarenta encontrare algún alivio de este tormento, de esta constante búsqueda del amor ideal. Pero no hubo nada que hacer; después de los cuarenta el deseo siguió acechando en mi cabeza. Cumplí los cincuenta y luego los sesenta y nada cambio, las imágenes sexuales continuaron girando en mi cerebro como las figuras de un carrusel y a los setenta, aquí me tienes, todavía prisionero de la imaginación sexual. No puedo liberarme ni siquiera a una edad en la que ya nada puedo hacer al respecto.

Pero no soy un santo. Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio.

Roma no se construyó en un día.

Pero ahora recemos una oración, nuestra vieja oración.

Ahora me tumbo a dormir. Ruego al Señor mi alma guardar y si antes del despertar debiera morir, ruego al Señor mi alma llevar. Amen.

Te quiero, yo también te quiero. Más te vale, porque si nos ponemos a profundizar, solo nos tenemos el uno al otro. A nadie más. Hasta la tumba. Y esa es la tragedia ¿no? Te olvidas. También tenemos a Dios. Sí, tenemos a Dios.

Pero, ¿puedo ser sincero contigo? Tienes que ser sincero. Si no, no tendría sentido estar juntos.
A veces me invaden las dudas. A veces dudo que de verdad exista. Cuando veo tanta soledad en mí, me pregunto con frecuencia si Dios me odia tanto. Si ese es mi destino.

Sí, es verdad que estas muy solo. Pero precisamente por eso tienes que creer en Dios.

Puede que tengas razón. Y el domingo fue a misa con él mismo.


Truman Capote

No hay comentarios:

Publicar un comentario